Galletas de leche condensada y maizena
Cuando te sobra leche condensada de hacer otra receta y no quieres acabar con la aorta con una sección de cristales de azúcar que haría palidecer de envidia a cualquier geoda… buscas en tu rss hasta encontrar una receta que cumpla tanto los requisitos de cantidad (aunque si sobra y te la tienes que comer a cucharadas… no le vamos a hacer ascos) como de golosidad.
Estas galletas cumplieron sobradamente ambas premisas (incluso la de que sobrasen unas cucharas de leche condensada para lambiscar un poco), no las había hecho nunca y la verdad es que aunque al principio la textura no me convencía del todo, he de reconocer que al final me ganaron para su causa. Dulces, pero no en exceso, y bastante esponjosas, combinan a la perfección tanto con un té como con leche fría o caliente. Un acierto, vamos.
No ha sido mi caso, pero si tenéis un celíaco entre vuestros comensales podrán comérselas sin ningún problema.
Ingredientes (para unas 3 docenas de galletas):
– 65 g de mantequilla a temperatura ambiente
– 1 yema de huevo pequeño
– 100 g de leche condensada
– 1 cucharada de azúcar blanco
– 180 g de harina fina de maíz (maizena)
Preparación:
En un cuenco grande, batir la mantequilla con la yema de huevo (mejor si está a temperatura ambiente también).
Añadir la leche condensada y el azúcar y seguir batiendo hasta que tengamos una crema homogénea.
Tamizar la maizena y añadirla poco a poco a la crema anterior removiendo para integrarla bien (yo la tamizo de cucharada en cucharada directamente encima de la crema, mezclando todo bien antes de añadir la siguiente cucharada) hasta obtener una masa que no se pegue a las manos. Puede hacer falta algo más de maizena.
Dejar reposar en la nevera una hora.
Precalentar el horno a 160 ºC.
Estirar la masa con un rodillo sobre una superficie ligeramente enharinada con maizena o sobre un trozo de film transparente y dividir con cortagalletas (en mi caso unos con formas de medios de transporte muy chulos).
Colocar las galletas sobre la bandeja de horno forrada con papel de hornear.
Hornear a media altura, con calor arriba y abajo, a 160 ºC durante 12-15 minutos (ojo que no se pasen, lo bonito de estas galletas es su color blanco).
Retirar del horno y dejar enfriar sobre una rejilla.
Ideas:
En vez de usar cortagalletas, también se puede dividir la masa en bolas de unos 2 cm de diámetro y aplastarlas con un tenedor o con el pulgar. Yo lo hice con la masa de los recortes que sobraron de hacer las otras galletas.
Fuente:
Vi esta receta hace un montón de tiempo en Kanela y Limón, un blog que os recomiendo fervientemente (no sé por qué, pero en la entrada ya no se ven las fotos, es una pena porque es un blog con unas imágenes muy inspiradoras), y por fin me he animado a hacerlas aprovechando un resto de leche condensada que quedó tras repetir este pan de leche condensada, que está tan bueno como recordaba y que casualmente proviene del mismo blog.
etringita
6 abril 2015 at 11:01FOTAZA la de la cabecera del blog. Jo, seguro que están superricas.
Carabiru
6 abril 2015 at 12:46¡Gracias!
Es la que más me gusta de todas. :3
Están muy buenas, la verdad.
MUIKKU PILLS
8 abril 2015 at 17:32Ya tengo merienda para hacerles a los monstruitos mañana. Pero, con tu permiso, las haré con forma de dinosaurio 😉
Carabiru
8 abril 2015 at 18:32¡Estoy deseando ver esos dinosaurios!
hoycocinamosjuntos
10 mayo 2015 at 18:22¡¡¡Buenísimas!!!
Carabiru
11 mayo 2015 at 15:13¡Me alegro de que te hayan gustado!