Pan de espinacas y semillas de calabaza (Juego de Blogueros 2.0)
Después de unos meses sin lograr participar, vuelvo al Juego de Blogueros con esta receta de pan de espinacas y semillas de calabaza con harina integral de trigo y centeno.
Este mes hubo empate entre las espinacas y la calabaza como ingrediente estrella para las propuestas del reto. Soy bastante fan de ambos ingredientes y tengo recetas publicadas tanto con espinacas como con calabaza (aunque veo que últimamente anda un poco ausente del blog, hay que ponerle remedio a eso).
Me planteé hacer un combo, pero al final me pilló el día 28 y yo casi sin tiempo, sin los dos ingredientes principales y, sobre todo, sin idea de qué hacer, así que cuando la receta de un pan VERDE apareció ante mis ojos… decidí añadirle pipas de calabaza y, en un giro inesperado e incluso un poco fraudulento, hacer un combo. Jajajajaja.
Después de esta parrafada, sólo deciros que el pan es verde como se ve en las fotos, es muy jugoso y estáis tardando en probarlo.
Al final del post os dejo la lista de participantes de este mes, para que veáis el mucho juego que se puede sacar a un mismo ingrediente. En este caso, a un par de ingredientes. 😉
Ingredientes:
- 300 g de espinacas frescas
- 200 ml de leche entera tibia
- 25 g de levadura fresca de panadería
- 100 – 150 gramos de harina de fuerza
- 400 g de harina integral (en mi caso, trigo y centeno)
- 3 – 5 g de sal fina
- 100 ml de aceite de oliva virgen extra
- 100 g de semillas de calabaza
- opcional: 15 g de semillas variadas y un poco de leche
Elaboración:
Separar un par de cucharadas de leche tibia y disolver en ella la levadura fresca de panadería.
Mientras la levadura va activándose, triturar las espinacas con la leche restante hasta obtener un puré fino.
Mezclar 100 g de harina de fuerza con la harina integral y la sal y formar un volcán dentro de un cuenco amplio.
Volcar en el hueco el puré de espinacas, el aceite y la levadura disuelta.
Mezclar bien para integrar todos los ingredientes.
Añadir las semillas de calabaza y seguir removiendo unos 5-7 minutos. La masa irá pasando de pastosa a elástica. Lo ideal es hacer esto con las varillas de amasado de la batidora, pero la nuestra es heredada y en algún momento se extraviaron, así que yo lo hago con un tenedor y un poco de brazo. 😉
Espolvorear harina de fuerza en una superficie de trabajo y volcar la masa.
Amasar durante otros 5-7 minutos, añadiendo más harina de fuerza si es necesario, hasta obtener una bola de masa suave y elástica (yo añadí unos 30 g de harina más en este proceso).
Colocar la bola de masa en un cuenco amplio, tapar con un paño limpio y dejar levar hasta que doble su volumen, unos 45-60 minutos.
Pasado este tiempo, untar con un poco de aceite de oliva el interior de un molde rectangular.
Desgasificar ligeramente la masa, formar un tubo de la longitud del molde, meterlo dentro y dejar levar por segunda vez, tapado con un paño limpio, durante unos 15-20 minutos.
Precalentar el horno a 250 ºC.
Untar la superficie con un poco de leche, espolvorear la mezcla de semillas y practicar un corte a lo largo de más o menos 1 cm de profundidad (yo me olvidé de este último detalle, jajajja).
Bajar la temperatura del horno a 200 ºC, calor arriba y abajo.
Introducir el molde en la altura más baja que permita el horno y pulverizar un poco de agua en la base y las paredes para crear vapor.
Hornear 25 minutos a esa temperatura, abrir, pulverizar un poco de agua más y continuar otros 10-15 minutos de horneado.
El pan está listo cuando la corteza está dorada y al golpear la superficie con los nudillos suena a hueco.
Retirar del horno, esperar 10 minutos y desmoldar, dejando enfriar el pan sobre una rejilla.
Una vez frío, ya se puede cortar sin problemas.
¡Espero que os animéis a hacer pan verde!
Notas:
En lugar de semillas de calabaza, se pueden usar nueces, semillas de girasol o alguna mezcla que os guste.
Para hacer pan vegano, simplemente hay que sustituir la leche por bebida vegetal o incluso agua.
Los 400 g de harina integral se pueden usar íntegros de la misma harina, o experimentar con distintas proporciones de varias. En mi caso usé 200 g de harina de trigo integral molida a la piedra y otros 200 g de harina de centeno integral.
Yo suelo mezclar los ingredientes en un cuenco antes de amasar por comodidad, así la masa se pega menos a la tabla y es más controlable, pero se puede hacer directamente en la superficie de trabajo. En este caso, las varillas de amasado no sirven a no ser que queráis montar la fiesta de la masa verde que invade vuestras cocinas.
Si tenéis panificadora, en la sección «fuente» tenéis la receta que usé como base y que explica todo el proceso para hacerlo con esa máquina celestial que necesito en mi vida. Creo que también se puede hacer pan en thermomix, pero ni idea de cómo.
Me imagino que en lugar de hacerlo tipo «pan de molde», se podría cocer en forma de hogaza o barra, sería cuestión de probar y manejar los tiempos.
En lugar de pulverizar agua, en algunos otros panes he probado a poner un recipiente con agua apoyado en la base del horno o si cabe, en la misma rejilla. Que sea apto para horno, eso sí. 😉
Está buenísimo solo, con aceite de oliva, con mantequilla, con queso brie y confitura de pimientos asados, con salchichón ibérico… Riquísimo siempre.
Si queréis, se puede congelar. En ese caso, os recomiendo cortarlo en rebanadas, así podéis descongelarlo más rápido, por ejemplo, directamente en la tostadora. Tostado está delicioso también.
Fuente:
Cuando encontré esta receta, no me pude resistir a probarla a pesar de no tener panificadora (echadle un vistazo si tenéis ese aparato maravilloso). Dispuesta a todo, en un arranque de arrojo y valentía, improvisé una elaboración manual a partir de lo que recordaba de las instrucciones de un paquete de harina para pan que compré hace poco en Lidl, tomando prestados detalles del horneado de esta otra receta. El resultado, MAGNÍFICO.
Participantes:
Elvira: Calabaza con cebolla
Carabiru: Pan de espinacas y semillas de calabaza
Fe: Crema de calabaza y leche de coco
Mónica: Tosta de pesto de calabaza con espinacas
Maribel: Crepes de espinacas, setas y ricota
Natalia: Msemen de espinacas, hojas de col y parmesano
Maryjose: Creps de espinacas y langostinos
Sara: Bizcocho esponjoso de calabaza y almendras
Natalia Cortes
31 mayo 2019 at 19:57Que delicia!!!!, este lo dejo en pendientes porque las espinacas dan para muchas delicias, tu pan precioso, con ese lindo color y lo mejor con harina integral y de centeno, me lo pido feliz. Que tengas un buen fin de semana 😉
Carabiru
31 mayo 2019 at 20:04Gracias, Natalia, cuando lo pruebes, cuéntame qué te ha parecido.
Maribel
1 junio 2019 at 19:58Es una idea genial, me encanta el color y siempre preparar pan para los que somos panarras es una tentación.
Super buen retoo
besitos
Carabiru
4 junio 2019 at 16:22El color es espectacular, pero el sabor está a la altura, te recomiendo muy fuerte probarlo.
Maryjose Alvarez Jimenez
2 junio 2019 at 13:08Los panes caseros si están enriquecidos como este son doblemente buenos! Riquísimo!
Carabiru
4 junio 2019 at 16:23¡Y tan rico! Mereció la pena ponerme de prisa y corriendo a última hora para poder participar en el reto.
Sara
4 junio 2019 at 16:18Me encantan las semillas de calabaza en el pan, le dan un toque delicioso! Además seguramente quedará muy esponjoso.
Carabiru
4 junio 2019 at 16:22Le dan un puntillo muy interesante. Este pan es genial. 😀